viernes, 25 de marzo de 2011

Continúan los combates en Libia


El ejército libio que permanece leal a Muammar Gaddafi no ha interrumpido su ataque sobre las posiciones rebeldes al este del país a pesar de la intervención militar internacional autorizada por las Naciones Unidas.

El pasado 17 de marzo, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó sorpresivamente la Resolución 1973, declarando la zona de exclusión aérea sobre Libia con el objetivo de proteger a la población civil de la brutal represión ordenada por Gaddafi desde que estallaran las protestas contra su régimen vitalicio a mediados de febrero.

Los principales impulsores de intervenir militarmente en el conflicto, Francia y Gran Bretaña, lograron sumar a un reticente Estados Unidos a su postura y sortear con éxito la oposición de Rusia, China (ambos con poder de veto en el Consejo de Seguridad), Alemania y Turquía (estos últimos presionaban contra una intervención en el seno de la OTAN).

Tras cinco días de intensos bombardeos aliados sobre las fuerzas armadas de Gaddafi, la conducción de los ataques -hasta el momento en manos de una coalición política ad hoc- pasó formalmente a manos de la OTAN.

Francia, único país en reconocer al Consejo Nacional de Transición (CNT) como autoridad legítima en Libia, se oponía a traspasar el mando de las operaciones a la OTAN argumentando que la coalición política informal que hasta ese momento lideraba los ataques demostraba ser un modelo exitoso al evitar objeciones de terceros que sí pueden manifestarse en el seno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Por otro lado, los primeros frutos de la misión internacional comenzaron a sentirse recién el 26 de marzo, día en que la ciudad de Ajdabiya volvió a caer en manos de los rebeldes tras un sitio de varias jornadas y la huída de las tropas leales al régimen que Gaddafi encabeza desde hace 42 años.

Sin embargo, mientras Gran Bretaña y Francia declaran no descartar una salida diplomática, no está del todo claro el alcance de la Resolución 1973 de Naciones Unidas, ya que la misma no indica cual es el objetivo a largo plazo de la intervención, más allá de la utilización de “todos los medios necesarios para la protección de civiles y centros urbanos densamente poblados”.

Para tranquilizar a la opinión pública, el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, afirmó categóricamente que en ningún momento ingresarán tropas terrestres de su país en Libia.

Lo que nadie ha develado aún es si la coalición internacional encargada de atacar al Ejército libio se propone como meta final la expulsión de Gaddafi del poder o si eventualmente se conformaría con llegar a un alto al fuego definitivo y negociar una salida pacífica al conflicto vía elecciones.

Por Matías Pablo Arese, Licenciado en Relaciones Internacionales (UNR).
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