domingo, 21 de noviembre de 2010

Atado a tu frontera



Costa Rica acudió a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) la semana pasada para denunciar a la vecina Nicaragua en torno a la presencia militar de esta última en el río San Juan y la Isla Caleta.

Desde La Haya -sede de la CIJ- se informó que Costa Rica solicitó medidas cautelares urgentes, algo que el Tribunal rara vez concede.

La denuncia, además de versar sobre una supuesta violación de la soberanía nacional por parte de Nicaragua, apunta también a señalar la responsabilidad de Managua sobre el daño ambiental que surgiría en la región debido a las tareas de dragado sobre el río San Juan, que se vienen realizando desde mediados de octubre.

La respuesta de Nicaragua estuvo a cargo de su Presidente Daniel Ortega, quien afirmó que se trata de un diferendo "ya juzgado" por la CIJ y que esta nueva demanda judicial constituye una "medida desesperada" por parte de Costa Rica.

A lo largo de todo el conflicto la vía elegida para intentar llegar a una solución fue la negociación bilateral, como corresponde en estos casos. Sin embargo, al tiempo que se complicaba la obtención de una acuerdo consensuado, se hizo necesaria la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para tratar de acercar las partes.

La misión del titular de la OEA, el chileno José Miguel Insulza, se llevó a cabo los días 6 y 7 de noviembre mediante un recorrido aéreo por el área en disputa. El saldo fue un rotundo fracaso, algo que ocurre con gran frecuencia en los casos de los que se ocupa la OEA, siendo el golpe de Estado que tuvo lugar en Honduras en junio de 2009 el ejemplo más resonante de ello.

Tras su intento de mediación entre Costa Rica y Nicaragua, Insulza fue por demás sincero y declaró que el accionar de la OEA "no es para tomar decisiones, sino restablecer el diálogo bilateral", una meta que, pese a ser muy poco ambiciosa, ni siquiera pudo lograrse.

Quizás la centenaria organización interamericana debiera analizar con mayor detenimiento su rol y capacidad de acción, tomando a la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) como modelo, ya que esta última ha tenido varias intervenciones exitosas desde su reciente creación, en 2004. Entre los logros de UNASUR se cuentan la pacificación interna de Bolivia y Ecuador ante movimientos antidemocráticos y la solución del diferendo entre Colombia y Venezuela en torno a las FARC.

Los modelos institucionales de OEA y UNASUR son muy distintos, ya que la primera se maneja de manera totalmente formal y tiende a ser simplemente un órgano burocrático que emite comunicaciones y declaraciones. Frente a esa pura retórica, la UNASUR es en cambio espontánea, poco institucionalizada, por momentos caótica, de carácter urgente e informal y, sin embargo, logra casi siempre llegar a un acuerdo entre las partes. Tal vez, la razón de su éxito radique por ajustarse esa forma de actuar a la realidad de las naciones que la integran.

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miércoles, 3 de noviembre de 2010

Know your enemy, o la victoria del Tea Party en Estados Unidos


Tal como venían anticipando las encuestas, el Partido Republicano se alzó con la victoria en la mayoría de los distritos electorales en una contienda que ponía en juego la totalidad de bancas en la Cámara de Representantes, 37 escaños sobre 100 en el Senado y 37 gobernaciones.

Lo que no era demasiado tenido en cuenta sin embargo era el triunfo de los candidatos del movimiento neoconservador y nacionalista conocido como Tea Party. Enrolados en las boletas del Partido Republicano, sus representantes dieron la sorpresa al ganar bancas en el Senado, la Cámara Alta que posee gran prestigio y relevancia en la política estadounidense.

Surgido hace poco más de un año, el Tea Party no tiene un programa definido ni líderes formales, sino que es una agrupación informal de ciudadanos WASP (del inglés: white, anglo-saxon, protestant) que ocasionalmente se disfrazan de época colonial, gritan consignas racistas, diseñan afiches xenófobos y defienden las teorías más descabelladas. La estrella del movimiento es sin dudas Sarah Palin, ex gobernadora de Alaska que perdiera la elección nacional de 2008 como candidata a vicepresidenta acompañando en la fórmula al senador republicano John McCain.

Entre los delirios del Tea Party se cuentan acusar a Obama al mismo tiempo de marxista y nazi, de haber nacido en África y de praticar el Islam como religión. Aborrecen a los intelectuales o a simples analistas que se atreven a cuestionarlos, tildándolos de "elitistas" o "liberales", uno de los insultos favoritos de la derecha norteamericana. Otra de sus consignas preferidas es vociferar contra el calentamiento global, aduciendo que es un invento de unos pocos científicos y abogan por la exploración petrolífera en las costas de Estados Unidos incluyendo Alaska, desestimando los peligros ambientales que ello supondría.

Si semejante movimiento obtuvo un respaldo electoral, es tarea urgente para la Casa Blanca el analizar seriamente qué se está haciendo mal y porqué este exótico grupo de ultraderecha obtuvo un mayor caudal de votos del que se esperaba, sorprendiendo incluso al Partido Republicano, que asiste atónito al espectáculo de ver su partido tomado por esta otrora minoría.

Con semejantes posiciones que rozan lo rídiculo y lo peligroso, cabe preguntarse si el Tea Party no debe ser considerado por el Partido Demócrata un enemigo antes que como un contrincante político honesto. En este sentido, vale recordar la obsesión de los neoconservadores por la tenencia de armas, una bandera a la que se aferran históricamente. Otro de sus "reclamos" pasa por exigir menos gobierno, rechazan el plan de salud impulsado por Obama -aprobado en el Congreso tras meses de extenuantes debates- y abogan por restaurar supuestos "valores perdidos", una proclama que nadie se atreve a preguntar a qué hace referencia en realidad.

Una explicación sobre los resultados electorales sostiene que no es tanta la cantidad de votos de confianza que el Tea Party conquistó sino que mas bien supo aprovechar la constante atención de los medios de comunicación y, en muchos casos, de su directa simpatía y aliento, como la cadena Fox, cuyo presentador estrella, Glenn Beck, organizó una masiva marcha en Washington el pasado mes de agosto con el slogan de "recuperemos a nuestro país".

Al mismo tiempo, la gran masa de electores que eligió como Presidente a Barack Obama hace dos años decidió quedarse en sus casas, desilusionados por la marcha de la economía, que se recupera a un ritmo más lento de lo que se preveía. En este sentido, el dato ampliamente negativo sigue siendo el casi 10% de desempleo que arrojan los últimos estudios económicos. Ello explicaría que una gran cantidad de jóvenes, latinos y afroamericanos que a fines de 2008 votaran por Obama, en esta ocasión optaran por no participar de los comicios.


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