
Los casos puntuales de España, Grecia y Portugal afirmarían esto. Pareciera como si la historia de estos tres Estados va de la mano y que inconscientemente, en conjunto, producen considerables efectos. Justificando esto último podemos decir que los tres países salieron de sus dictaduras prácticamente al mismo tiempo, los tres ingresaron a la Comunidad Económica Europea en la década del 80 -si bien Grecia lo hizo un tiempo antes-, generando así lo que se llamó la “ampliación hacia el sur”. Pareciera ser que ahora estas tres economías se confabularan para desnudar los problemas que existen al interior de la UE.
Las crisis de las economías españolas, portuguesas y griegas no solo reflejan sus propios límites sino que también muestras las debilidades de la Unión Europea en general. La demora del paquete de ayuda, supeditada principalmente por Alemania y Francia en menor medida, refleja cómo la UE se comporta más como un Organismo Internacional de Crédito, en el sentido de crear condiciones de ajuste para los paquetes, que como una Unión Económica Integrada. En una declaración dirigida al Parlamento, la canciller alemana Ángela Merkel se atribuyó las exigencias a Portugal y España de ajuste fiscal, admitiendo al mismo que el grave problema de la UE no sólo parece ser el endeudamiento de algunos de sus Estados Parte sino de la misma Unión.
Este panorama ha desvelado quiénes son los verdaderos directores de la Unión, generando un creciente malestar al interior de algunos Estados, desencadenando como ya vimos una serie de hechos violentos en Grecia que no sólo estaban dirigidos hacia su clase gobernante sino además contra los países de alguna manera rectores de la Unión. De forma similar, se generó un fuerte malestar en la generalmente pasiva sociedad española, en relación al giro del gobierno de Rodríguez Zapatero, quien anunció una serie de medidas tendientes a la reducción del déficit fiscal.
Esta crisis ocurrida al interior de la Unión ha también afectado a su talón de Aquiles, el Euro. Fue así que la misma primera mandataria alemana Merkel ha admitido que el “euro está en peligro” y “si el euro cae, Europa cae”, al analizar la fuga de inversores extranjeros que refleja también la pérdida de confianza y credibilidad que está sufriendo una de las (¿hasta ahora?) monedas más fuertes del Mundo.
Federico Regenhardt, Licenciado en Relaciones Internacionales (UNR).